Si censuran un diseño… ¿Lo estamos haciendo bien o mal?
Los creativos estamos acostumbrados a expresar con imágenes lo que tenemos en nuestra cabeza, pero no siempre pasan los filtros establecidos por la sociedad.
Sin embargo, hay campañas que van mucho más allá de lo que expresan y consiguen, por suerte o por desgracia, colocarse en la boca de todos.
Esto siempre ha sido así, pero con la entrada de las redes sociales también tenemos más en cuenta qué comunicamos, cómo lo hacemos y qué mostramos. No podemos mostrar tabaco, alcohol o pezones. La censura todavía existe y se ha vestido de actualidad estos días.
Por lo que nos cuestionamos ¿Condiciona ésto el tipo de diseño que queremos hacer?
Si censuran nuestro trabajo… ¿Lo estamos haciendo bien o mal?
El ejemplo de censura más reciente.
Sale el cartelazo para la última película de Almodóvar y consigue que Instagram des-censure su imagen. ¿Por qué? Porque sale un pezón. Os pongo en situación
Censura Javier Jaen
Javier Jaén es un diseñador gráfico e ilustrador con mucha trayectoria profesional y varios premios a sus espaldas, que puede presumir de haber trabajado para The New York Times, The New Yorker, The Washington Post, Time, Universidad de Harvard y National Geographic, entre otros.
Su estilo es puramente visual y hace que entiendas el mensaje de un solo vistazo; las metáforas hablan por sí solas y eso es lo hace que su comunicación sea directa y genuina.
Pues bien, resulta que el gran genio del cine español, Almodóvar, le pide que sea él quien diseñe el cartel de su próxima película “Madres paralelas”.
Con un estilo que plasma muy bien la esencia del director, con ese rojo y esas letras que también se distinguen en otros de los carteles del cineasta, es una alegoría clara de la maternidad y la crudeza y el sufrimiento de la maternidad.
El cartel sale en redes sociales y a los 5 minutos de publicarlo, ya lo tachan de “polémico”. ¿Por qué? Porque tiene un pezón. ¿Y qué pasa? Pues que lo censuraron y eliminaron la publicación.
Instagram especifica en sus políticas de uso que no se pueden compartir imágenes de pezones, excepto si es en un contexto de maternidad y lactancia. Tal y como Javier Jaén lo explica aquí, no se tuvo en cuenta, por lo que empieza la batalla por la defensa de la obra.
¿Que Javier lo vuelve a compartir? Instagram lo borra.
La persistencia del diseñador por defender su cartel hace que cada vez más gente lo comparta, empatizando con la cultura y el arte de este país, y se hace viral.
3 días, solo 3 días le hizo falta a Facebook para reconocer que había sido un error borrar las publicaciones y permitir, y admitir que “Hacemos excepciones según las circunstancias de la imagen, como cuando hay un claro contexto artístico”.
O-lé.
¿Cuándo es arte y cuándo una ofensa?
El otro día dijeron una frase en una serie que me hizo recordar este tema, decía:
“Si el arte no te saca de tu zona de confort, qué sentido tiene […] el arte tiene que provocarnos cosas, tiene que cuestionarnos.”
Pero la controversia no acaba aquí esta semana, sino que otro caso polémico reciente ha sido el cartel de la compositora Zahara, donde en su último disco “Puta”, que es una clara declaración de derechos y autoestima. Una de sus imágenes promocionales es ella misma representada como una virgen.
En esta ocasión la imagen antagonista del título de su álbum es muy atrevida, a la par que acertada, por todo lo que ella ha querido dar voz y presenta en la estrategia de comunicación.
Aquí el ejemplo:
De hecho, aquí también analizan la dicotomía que se ha provocado con estos dos carteles publicitarios, resumiendo la polémica que hemos tenido en el país estos días.
Otros ejemplos de censura artistica
Sin embargo, no solo existe la censura en el mundo digital, ya que en el mundo OFF también podemos encontrar algunas piezas controvertidas.
Por ejemplo, como este de la promoción de Santa Clarita Diet, en Alemania, en el que también vemos claramente lo que querían representar en la imagen, o este otro de Coco Chanel en Francia, por el simple hecho de llevar un cigarrillo en la mano.
También ocurrió algo parecido cuando se publicitó la nueva temporada de Narcos dado el doble sentido bastante implícito del claim, pero en este caso, a pesar del intento del ayuntamiento por quitarlo, no incumplía ninguna normativa municipal.
Cuando sí consiguieron que Netflix quitara una de sus vallas, fue cuando apostaron por un claro doble sentido para anunciar la segunda temporada de Sex Education. Sin embargo, no fue este motivo la razón por la que la desmontaron sino porque al parecer no cumplía la normativa de donde estaba instalada. Además, cuando estaban desmontando la valla, lo grabaron y lo subieron a sus redes sociales con un copy del mismo tono que decía “Hemos durado poco”. Días después, ni cortos ni perezosos, colocan una segunda lona y aprovechan para colocar otra frase que además, les sirve de disculpa. Fetén.
Aquí se demuestra que una buena estrategia, un buen copy y una buena comunicación no vive y muere en la propia publicidad, sino que tooodas las comunicaciones (o problemas) que surgen a raíz de ella se ven complementadas con la idea y el tono de la idea principal, y eso hace que todo se envuelva de una creatividad digna de reconocer.
Como podemos ver, las metáforas y el doble sentido son el recurso más y mejor empleado de la publicidad y, lo que está claro, es que funciona. Y muy bien.
Obviamente este tipo de comunicaciones siempre están en la cuerda floja entre el humor y el buen hacer, siendo susceptibles de censura. Y ahí es donde está el dilema: ¿Todo vale en la publicidad? ¿Debemos establecer límites? ¿Tenemos que diseñar en función de lo que la gente quiere ver?
Si bien a veces diseñamos con unas ideas menos convencionales, siempre hay un factor que decide si es bien aceptada o no: el público. Lo que sí sabemos es que la gente se involucra, defiende y empatiza para demostrar y defender la cultura, los derechos y la libertad de expresión.
¿O es que los creativos tenemos que hacer carteles que gusten a todos?
Si quieres descubrir qué podríamos ingeniar para que hable de ti, escríbenos.